NO PODEMOS SER IMPACIENTES

ready to fly
Creative Commons License photo credit: Paulo Brandão

 

Yo recordé una mañana cuando descubrí un capullo en la corteza de un árbol, en ese momento la mariposa hacía un hoyo en su envoltura y se preparaba para salir. Esperé un rato, pero parecía demasiado tiempo y yo estaba impaciente. Me incliné y soplé sobre ella para darle calor. Yo la calenté tan rápidamente como pude y el milagro comenzó a acontecer antes mis ojos, más rápido que la vida.

El capullo se abrió, la mariposa comenzó lentamente a arrastrase hacia fuera, y yo nunca olvidaré mi horror cuando vi cómo sus alas se doblaron hacia atrás y se arrugaron; la infeliz mariposa trataba con todo su tembloroso cuerpo de desplegarlas. Inclinándome, yo traté de ayudarla con mi aliento. En vano. Necesitaba ser sacada del huevo pacientemente y el desplegar de las alas tenía que ser un proceso gradual bajo el sol. Ahora era demasiado tarde. Mi aliento había forzado a la mariposa a aparecer, toda arrugada, antes de tiempo. Luchó desesperadamente y, unos pocos segundos posteriores, murió en la palma de mi mano. Ese diminuto cuerpo es, creo, el peso más grande que tengo en la conciencia. Por ello hoy me he dado cuenta que es un pecado mortal violar las leyes más importantes de la naturaleza. Nosotros no debemos apurar, nosotros no debemos ser impacientes, sino que debemos obedecer confiadamente el ritmo eterno.-
Nikos Kazantzakis.
Tomado de Zorba El griego

Comentarios Facebook
Share
NO PODEMOS SER IMPACIENTES

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.