UN PASO DE BAILE DE DIOS, por Willigis Jäger
Cuando nos aventuramos en un camino espiritual, tenemos un presentimiento súbito de la transitoriedad y descubrimos con la velocidad del rayo lo mucho que dependemos de las cosas, corremos detrás de las ideas y estamos infestados de miedos. A la vez, caemos en la cuenta de lo que realmente sería el mundo y recibimos el regalo de la confianza y esperanza en él. Así es como nos unimos llenos de confianza a esa danza de la vida. Esa danza lo es tanto de sufrimiento como de alegría, de búsqueda como de encuentro, de vida como de muerte, y a la vez lo que transciende todos los opuestos. Comprendemos de pronto que el sentido de nuestra vida radica en el instante. Aquí y ahora somos una manifestación de esa Realidad Primera a la que llamamos “Dios”. Aquí y ahora somos encarnación suya como varón o como mujer. Nosotros no sólo somos “un paso de baile de Dios”, sino también el Bailarín mismo. Lo que llamamos Dios se baila a sí mismo en esta nuestra forma humana en este preciso instante. Eso confiere a nuestra existencia en este Universo intemporal su sentido específico: saber que somos un “paso de baile de Dios” en esta inconcebible evolución y sentir al “Bailarín”.
Willigis Jäger
Tomado del prólogo al libro “Está todo ahí. Mística cotidiana”, de Gisela Zuniga, Desclée de brouwer, Bilbao, 2010.
También te puede interesar:

Deja una respuesta